viernes, 31 de diciembre de 2010

Ha dejado de llover

He de confesarte que aún busco la manera para saber de tí. Que recorro mil sitios simplemente para saber si has tenido buen o mal día, si has conseguido ser feliz, si la has olvidado o si te siente culpable cualquier mañana de invierno por echarme de tu vida.
No creas, no es que aún "te quiera" o me pases las noches pensando en si tú también, por casualidad de la vida, estarás pensando en mi. No, no es eso. En realidad hace tiempo que no me desvelo por tí. Ni siquiera consigo que la melancolía se apodere de mi cuando leo algo del cual, quiero creer, yo he sido inspiración. Se puede decir que siento lo mismo que cuando veo tu foto...NADA.
Es extraño pasar del todo al nada. De querer a la indiferencia. Pero no una indiferencia cualquiera. Sino una que abarca el querer que seas feliz...pero no conmigo, porque ahora que lo pienso desde la barrera, tu y yo nunca hemos "pegado". ¿Dónde va un amante del tiempo y otra que odia esperar? Van a donde hemos llegado tu yo. A la indiferencia camuflada. A prometer una noche amor eterno y al llegar la madrugada huir como si de un ladrón se tratase.
Eso es lo que pasa cuando se juntan dos faltos de amor, cuando se mezcla el agua y el aceite...que por mucho que lo agites siempre terminan separándose.

3 comentarios:

  1. Ten cuidado, que cuando menos te lo esperas vuelve a chispear.

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  2. Me duele que escribas con tanta racionalidad. Escondes todo el sentimiento en la lógica y me duele, al mismo tiempo que me encanta.
    Quizá tendríamos muchos que tomarnos la vida con la metáfora del agua y el aceite...

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