viernes, 29 de octubre de 2010

Nadie nos enseñó donde parar

Fue corriendo a buscarle. Quería impedir que se fuera, que se alejara de ella, que la dejara sin aire...pero fue inútil. Corrió durante horas y no pudo encontrarlo. Solo quedaban indicios de su partida. Se escuchaba su risa por todas partes; en los bares, en las tiendas, en su cama...pero él no estaba. Se había ido hacía ya mucho tiempo. Antes de aquella discusión, de aquel desliz. Y ella lo sabía, claro que lo sabía. Pero a veces es preferible alargar la espera del dolor que te conduce a la muerte en vida.
Y ahí está, disfrazando silencios y mentiras para encontrar una salida. No sabe aún que es mejor dejar que el tiempo corra y cierre cicatrices,dejarlo correr hasta que alguien decia parar el mundo por ti.

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